Después de acabar la carrera de empresariales estuve trabajando durante 18 años en una entidad bancaria. Esta es una de aquellas decisiones que uno toma en piloto automático, sin conocer demasiado las razones. Pero esto lo he aprendido más tarde, como también he aprendido que mi ser en momentos vitales determinados se ha desconectado para poder sobrevivir. Sin más. Y ver, desde donde estoy ahora, que esta decisión me acompañó durante 18 años me deja boquiabierto. 18 años, no están nada mal. Pero nada en esta universo es permanente, todo está en constante cambio. Esto también lo he aprendido más tarde. Además, estoy agradecido, porque al menos la vida me ha permitido ser consciente de este hecho.

Estos 18 años me permitieron vivir una vida llena de aventuras y de intensidad. También era músico y hacía conciertos por todas partes. Escribía en una revista como periodista musical (todavía lo hago) y hacía muchos viajes por el extranjero. Tenía una vida muy rica en experiencias y parecía que había conseguido todo lo que siempre había soñado. Al menos esto me decía muy a menudo. Pero por debajo de esta imagen de triunfador reinaba un pesar y una profunda infelicidad. Un anhelo para llegar a ser una cosa que nunca se producía. Una constante infelicidad y un sufrimiento que solo tapaba con evasión.

Hacia los 38 años empecé un proceso terapéutico con la terapeuta Cristina Quintanilla. Una persona maravillosa que me permitió darme cuenta de todo esto y de muchas cosas más. Entrar en su espacio de no juicio y de respeto y amor fue un impulso vital inolvidable. Durante el proceso me animé a participar en el máster en Relación de Ayuda en el Instituto Espiral junto a Mercedes Subirana. Algunos amigos habían participado en ediciones anteriores y les había cambiado la manera de ver y entender la vida. Yo también quería probar un poco de aquellas mieles. Fueron tres años de constante indagación y descubrimientos. Para mí fue un antes y un después. Gracias a Mercedes, mi primera gran maestra.

Al cabo de un tiempo surgió dentro de mi la necesidad de hacer un cambio importante en mi vida. Necesitaba que mis valores personales estuvieran alineados con mi práctica profesional y que esta fuera mucho más humana y directa. Necesitaba que no hubiera distancia entre lo que era y lo que hacía. Mi formación en aquel momento era la diplomatura de Empresariales. Esta fue otra de estas decisiones que había tomado en piloto automático, sin respetar lo que de verdad quería. De hecho sin ni siquiera intuirlo. Por eso decidí dejar mi trabajo y volver otra vez en la universidad. Estudié Pedagogía y concluí el máster de Psicopedagogía en la Universitat de Barcelona. Fue durante este proceso cuando pude sentir claramente que quería orientarme al crecimiento personal. Sentí que quería ayudar a los otros a no conformarse con una visión de sí mismos y de la vida reducida y condicionada.

Continué formándome. Estudié un curso de conciencia corporal junto a Suzanne Scurlock Durana en Esalen, California, EEUU. Durante dos años realicé el Máster en Psicoterapia Integradora Humanista junto a Ramón Rosal y Ana Gimeno en el Instituto Erich Fromm. Un lugar de sabiduría integral en el cual aprendí muchísimo. El instituto me dio la estructura que necesitaba para lanzarme como profesional terapéutico y dedicarme, ahora sí, a ayudar a otros. Mi última formación hasta hoy ha sido la Formación Quietud, Mindfulness, Compasión y Ciencias contemplativas, título avalado por el Máster de Mindfulness de la universidad de Zaragoza. Conocer a sus directores Manu Mariño y Mita Beutel ha sido otra bendición de la vida. Una nueva puerta preciosa que se ha abierto en mi vida y que me ha permitido profundizar en la senda espiritual y habilitarla para ayudar a los otros junto a la practica psicoterapéutica. Manu y Mita son una inspiración muy profunda de cómo mirarse a un mismo y en la vida. Unos grandes maestros.

Actualmente ejerzo feliz y comprometido como psicoterapeuta en el Espiral – Espacio psicológico y también en el espacio Es Calma de Cabrils. También como músico, escritor y periodista doy cabida a mis intereses de orden más cultural y artístico.